sábado, 31 de diciembre de 2011

año nuevo...

Fui a 18000 kilómetros de distancia en busca de un león y resultó que siempre lo había tenido delante pero en casa, la ciudad del viento. Y el cierzo me lleva de nuevo a tierras lejanas...
Próximas entregas desde Cabarete, República Dominicada.
Sed felices, y genial 2012. ¡Os echaré de menos!


lunes, 21 de febrero de 2011

primera entrega/ Lo prometido es deuda!


¡Por fin me pongo a escribir después de tanto tiempo! Sé que suena a excusa, pero la verdad es que no hemos tenido tiempo desde hace más de un mes para descansar y dedicarnos un rato a nuestras cosas. O estamos fuera o con gente, y cuando llegamos a casa suele ser tarde y nos quedan cinco o seis horas escasas para dormir.

Lo malo es que ahora no sé por dónde empezar, cómo resumir o cuántos detalles contar, pero intentaré dar una visión más o menos fiel de lo que ha sido nuestra vida últimamente.

SEGUNDO VIAJE A SIMSIMON. DOCE DÍAS EN LAS MONTAÑAS.

17 de enero de 2011
A las cuatro de la mañana nos recogen con el coche para salir hacia Bukidnon. Como hemos tenido que recoger todas nuestras cosas para hacer la mudanza a la vuelta hemos dormido una hora, y Blanca tiene una reacción alérgica por todo el cuerpo por culpa del Malarone (pastillas para la malaria). A mi no me ha  provocado ningún efecto secundario.
El equipo de trabajo vamos a ser: Linda, Jun, Van, Mark, Blanca y yo. Viajamos pasando por Valencia, Malaybalay, San Fernando... hasta que llegamos a Simsimon.
 
Esta vez nuestra llegada no es tan impactante como la anterior. Creemos saber lo que nos espera y vamos saludando y reconociendo a la gente.
Cenamos y nos quedamos hablando un rato en el tulugan (casa de invitados), pero nos vamos pronto a dormir porque estamos muy cansados del viaje.


18 de enero de 2011
Por la mañana nos levantamos temprano. Hemos pasado frío y, como no pudimos comprarnos esterillas, se nos ha clavado el bambú en todos los huesos del cuerpo.
Desayunamos, y a las 09:00 viene Inay (madre de Jimboy, el datu -jefe de la tribu-) a casa y tenemos una pequeña entrevista con ella sobre su vida,. Nos cuenta que de pequeña fue secuestrada como esclava por otra tribu y estuvo trabajando para un datu en otro pueblo hasta que se casó a los 13 años. Nos explica cómo fue su boda, el significado de los tatuajes que llevan los matig-salug...

Terminamos las entrevistas y empezamos a intentar comunicarnos con los niños. Les enseñamos el juego de palmas “toma tomate” y nos reímos un montón viendo cómo les motiva.

El juego se interrumpe cuando empezamos a oír un cerdo gruñir. Varios hombres han cogido un cerdo y lo han atado con unos palos y cuerdas para el ritual. Mientras terminan de preparar las cosas, los niños juegan alrededor y se va acercando más gente de la comunidad.
El datu de otro pueblo (familiar de Jimboy) da inicio a la ceremonia. Con una gallina en la mano agradece a los dioses el trabajo y los cambios en la comunidad, nuestra presencia, y pide bendiciones para todos.
Jimboy dice unas palabras, también de agradecimiento, coge una lanza metálica (bangkaw) y la clava con un golpe seco en el corazón del animal. Tras insertarla un par de veces más, cuando empieza a salir la sangre, saca la lanza y tapona la herida con la mano para que no salga la sangre disparada (el cerdo sigue gritándo y revolviéndose).
Los niños juegan, se quitan piojos, chapotean en el barro... durante el ritual, aunque los mayores guardan un silencio respetuoso.
Con las manos ensangrentadas, Jimboy,  marca las cuatro esquinas de la bodega para bendecirla. Estamos un poco soprendidas porque creíamos que toda la comunidad participaba en los rituales, pero sólo hay unas 20 personas. Es un día normal para ellos y la gente está en el campo.

Termina el ritual y nosotros nos vamos a comer al tulugan. Mientras tanto, la gente lava, trocea y parepara la carne del cerdo en el río. Reparten en unas “brochetas” la carne de manera igualiraria para cada familia.
Como tabla de cortar usan troncos, la cabeza del cerdo... Los niños juegan con las tripas y con los cuchillos, ensayando los cortes y aprendiendo a manejar las herramientas.


Linda está en “casa” tocando la guitarra, Jun y Mark lavan la ropa y se bañan en el río, Van arregla un palo de lluvia con ratán ayudado por el padre de Dibucas (al que bautizaremos posteriormente como Morgan Freeman; el parecido es espectacular.), Blanca observa a la gente trabajando...
Durante el ritual me siento agradecida y privilegiada de poder presenciar (y a la vez ser en cierto modo protagonista) de algo tan sagrado. Aunque no pueda entender las palabras el sentimiento se transmite. (Días más tarde nos enteraremos de que para los miembros de la comunidad el ritual fue bastante gracioso. El cerdo estaba mal atado y no paraba de gritar y de revolverse intentando escapar, y todo el mundo estaba casi preparado para echarse a correr para coger al cerdo!).
Por la tarde nos damos un baño en el río y observamos a la gente trabajar: extrayendo fibras de abaca, haciendo trabajos de artesanía...
Visitamos al Datu Miguel en Simsimon 1, las primeras familias que se establecieron en el otro lado del río. Cuando volvemos al pueblo los niños están jugando a “palmas” y nos enseñan sus canciones.
Cenamos, tocamos la guitarra y cantamos y llega la gente al tulugan para empezar una reunión. Casi todos los asistentes son hombres, y hay un par de invitados de otros “sitios”. Empezamos con una ronda de presentaciones (nombre, posición social y pueblo). Todos dicen sentirse agradecidos y curiosos por saber qué estamos haciendo aquí.
Blanca se presenta primero, después intervengo yo y doy las gracias por la bienvenida, por dejarnos colaborar con ellos y poder ser parte de su lucha por mejorar su calidad de vida y por mantener su identidad y su cultura.
Continúa Linda, explicando con detalle cómo empezó su colaboración con la universidad de Salamanca. Habla de nuestros perfiles y de nuestro proyecto aquí. De cuál va a ser nuestra misión. Mark también aclara algunos puntos de nuestro trabajo, como que tenemos que preparar una exposición y por eso vamos a estar haciendo entrevistas y fotos. El encargado de cerrar la ronda de presentaciones es Jimboy, quien continúa explicando el trabajo que se ha estado llevando a cabo en Simsimon desde la última visita del equipo de RIMCU (los de Xavier, la uni de Cagayan: Linda, Mark, Van...).
Después Linda y Mark hablan sobre nuestra entrevista con los de Banco sa Balay (con Ateen, hermana de Chona. Una entrevista que tuvimos con un banco que trabaja con microcréditos y agricultores indígenas de otros pueblos). Parece que en cuanto se habla de dinero aumenta el interés de los participantes.
Para terminar, el datu Miguel expresa su preocupación porque en las montañas han abierto una mina.
Creo que por primera vez en todo el viaje hay un momento en la reunión en el que me hago consciente de todo lo que estamos viviendo. Cada vez que se nombra “Universidad de Salamanca” pienso en la de miles de estudiantes que no tienen ni idea de lo que se está haciendo aquí con su dinero.
Termina la reunión, tocamos un rato la guitarra y a dormir que deben ser las once de la noche.
Aquí anochece a las 18:00, y como mi abuelo Jose María la gente vive según las horas de sol porque no hay elecrtricidad.
Por cierto, es impresionante lo de las luciérnagas. En cuanto anochece hay cientos de ellas, especialmente en uno de los árboles que hay delante del tulugan. Nunca había visto nada igual, es increíble estar en medio de las montañas, noche cerrada y viendo tintinear las luces.

19 de enero de 2011
La mañana de hoy me despierto reventada. He pasado frío por la noche y tengo tos de  Busaw (Busaw: espíritu chungo. Diwatas: espíritus buenos. Aquí son animistas, creen en los espíritus de la naturaleza.)
Después de desayunar estamos tocando un rato la guitarra (Blanca y yo queremos aprendernos la letra de “Anak” pero el filipino es imposible de memorizar). Viene María a casa y nos hace una demostración de cómo hacer pulseras. Aunque soy un poco lenta para estas cosas soy capaz de aprender a hacer dos de los modelos (aunque no tengo material que lo demuestre y se me ha olvidado ya).
¡Tendré que conseguirme unas pulseras locales para no defraudar a toda la gente que espera que vuleva  a España convertida en una auténtica indígena salvaje!
Ayudo a María a bañar a Rommel (el bebé de Damio) en la fuente.
Mientras nosotras pasamos una mañana artesana, Mark y Jun se van de compras a Kalagangan y a por materiales para construir un retrete en el tulugan.

Me encantaría levantarme por la mañana y poder entender, de repente, el idioma. No es porque sea una barrera insalvable, sino porque me da la impresión de que me pierdo tantas cosas... ¡Es como cuando trabajaba en la Villacampa! Y además, me frustra no poder ser yo misma, opinar, interactuar directamente con la gente sin necesitar un traductor. Aunque pedirmos a Mark y a Van que nos tradujeran fielmente las conversaciones que se llevan entre “tíos” cuando aparecemos, sabemos que van a aplicar siempre el filtro!
¡Me hace mucha gracia que las niñas cuchicheen cuando estamos delante! Creo que no son conscientes de que es entonces cuando sabemos que están hablando de nosotras y no si estuvieran hablando de manera natural en nuestra cara.
Pienso en la gente que me gustaría que estuviera aquí compartiendo este momento conmigo como May... Pero cuando estoy en Simsimon no echo tanto de menos mi vida en España, aunque el saco de dormir huele a mi casa y me entra la nostalgia.
Estoy sentada en el porche del tulugan. Con María y Rommel delante, escribiendo en silencio mientras ella limpia la abaca para hacer pulseras. Me encantaría preguntarle y hablar de tantas cosas... Pero sólo podemos intercambiar miradas y sonrisas. Me niego a aceptar que toda esta distancia sea por el lenguaje y me siento responsable de no tener más recursos o de no ser capaz de inventármelos.

20 de enero de 2011
Ayer la noche terminó entre risas y linternas haciéndonos fotos hasta que Linda nos mandó a dormir. Me empecé a encontrar mal ayer antes de cenar, y hoy me levanto con 39 de fiebre. Todo el día tirada como un trapo. Me cabreo porque hoy era nuestra excursión a Dapiluan y tenemos que quedarnos en Simsimon porque estoy mala. Linda se vuelve pronto por la mañana a Cagayán porque tiene clases en la universidad.
Van me prepara varios tés, uno para la fiebre (tawa-tawa) y otro para la tos (Lagundi).
Entre ratos tirada en el suelo nos damos un baño en el río cuando me baja un poco la fiebre.
Cenemos y tenemos reunión en el tulugan con el datu Jimboy y unos diez hombres más miembros de SOLEDKI, la people´s organization de Simsimon. La “informal session” (patrocinada por Tanduay, el ron preferido de los Filipinos), nos sirve para hablar de qué es para ellos su cultura, de cómo piensan conservarla, preguntarles qué consideran que les identifica como Matig-Salug... Jimboy pregunta a los demás e intentan, con una palabra, definirse como tribu., Aprendemos el concepto de “hansa”, orgullo.
El datu pregunta a Blanca cuál es, para ella, la relación entre el hombre y la naturaleza, y a mi por la educación y por cómo creo que pueden integrar la cultura indígena y las tradiciones de los ancestros en la educación.

21 de enero de 2011
Como he estado con fiebre y todavía no estoy suficientemente fuerte como para andar demasiado nos quedamos en Simsimon. Me he dejado de tomar las pastillas de la malaria por si estaba ayudando a empeorar el trancazo (nota desde el futuro: ya no me las vuelvo a tomar desde entonces ni en visitas posteriores).
Los hombres empiezan a trabajar en el retrete del tulugan, y nosotras pasamos la mañana preguntando cosas y observando a la gente. Después de comer nos vamos a visitar nuestras primeras waterfalls (cascadas). Están cerca de Simsimon, una media hora andando porque tenemos que ir por el río y no tenemos mucha técnica no resbalándonos con las chanclas. Ellos van descalzos, pero para nuestros pies sin curtir es demasiado doloroso andar por las piedras afiladas del río.
Cuando llegamos nos encontramos de frente con una pared de roca que tenemos que escalar para llegar a la cascada principal. Los manubo que nos acompañan (Bong Bong, Damio, Jimboy, Milán y dos críos) preparan en un momento un mecanismo para escalar usando lianas. Todo muy seguro.



El ascenso es rápido, y cuando llego arriba veo una cascada genial con una “piscina” en la caída. Pruebo un “akap”, una especie de cucaracha pequeña de río que dicen que sirve para curar la tos. Me meto el bicho vivo en la boca y mastico. ¡Sabe a cacahuetes!
Blanca casi palma al probarlo. Tiene la teoría de que me gusta probar todo tipo de cosas asquerosas, ¡y parte de razón tiene!.
Cuando estamos todos arriba Blanca y yo nos damos un baño. Los demás no se quieren meter porque dicen que el agua está muy fría, pero en comparación con nuestros ríos esto es como un balneario.
Preparan un fuego en un momento y asan unos trozos de camote, y después de la merienda nos volvemos para Simsimon.
Me fascina cómo pueden preparar una hoguera en un minuto teniendo en cuenta que está todo siempre mojado y verde.
Nos bañamos en el río, cenamos y a descansar, que mañana nos vamos a Bulalang de excursión.

22 de enero de 2011
Nos levantamos pronto para ir a Bulalang. Salimos de Simsimon nada más desyunar: Mark, Van, Jimboy, Tatay Alan (suegro de Jimboy. No es matig-salug pero vive en sus tierras), Blanca y yo. Para llegar allí pasamos ríos, escalamos laderas, bajamos lomas resbaladizas entre caña de azúcar, cruzamos más ríos... y tras unas dos o tres horas de caminata, llegamos.
No es un “sitio”, es un Barangay (unidad administrativa superior al pueblo), en el que se han mezclado manubos y bisayas desde los años setenta. Hay bastante diferencia con Simsimon. Hay más casas y están construidas con materiales más resistentes, podemos ver hasta algunas construcciones de bloque. Hay una escuela primaria, una iglesia adventista del séptimo día, campos de arroz, caballos, maquinaria...
Llegamos a casa del datu Tony Antonai, miembro y representante de SOLEDKI, y tras las presentaciones le entrevistamos sobre cómo fue la entrada de los bisayas a su comunidad, los primeros contactos, las influencias entre las dos culturas y su mezcla...
Jimboy nos explica parte de su historia, cómo decidió fundar SOLEDKI y los pasos que tuvo que dar para establecerla como una “people organization”.
Comemos y empezamos una “informal session” con los hombres. Hay algunas mujeres presentes pero siempre en segundo plano, hasta que manifiestan en un comentario cualquiera que también les gustaría hablar con nosotras.
Blanca y yo lo estamos desando, y pedimos reunirnos con unas cuantas mujeres sin hombres de por medio, sólo con Mark como intérprete.
No es una reunión formal, sólo una conversación entre mujeres preguntándoles acerca de su vida, sus familias, sus expectativas de futuro... Y ellas también tienen mucha curiosidad por detalles de nuestras vidas como ¿qué hacemos solteras, sin hijos y con nuestra edad?, ¿hace frío en España, cómo nos vestimos, cómo es la nieve...?. Muy divertido. Y se agradece después de tanto tiempo rodeadas de hombres disfrutar de este momento de complicidad femenina.
Se está haciendo tarde y proponemos ir volviendo para Simsimon antes de que caiga el sol, pero cuando conseguimos que muevan Jimboy, Van y Tatay Alan (que ya notan los efectos de la informal session) es prácticamente de noche.
Empieza la aventura. El camino de vuelta a casa por el río y sin linternas. Blanca está muy preocupada y propone que nos quedemos en Bulalang para evitar el peligro, porque además se acerca una tormenta. Yo también considero que es una situación arriesgada, pero quiero confiar en que si ellos están decididos a seguir adelante y volver a casa es porque podrán mantener a salvo nuestras vidas.
A Blanche le cabrea todavía más que estos tres estén borrachos y riéndose todo el rato.
¡Pero al final resulta ser una experiencia divertida y todo! Aunque caminamos muy despacio para no caernos por un ribazo cenagoso, resbalarnos por las piedras del río, escalar por las pendientes llenas de barro... vamos avanzando poco a poco. Hay casi luna llena pero no ha salido todavía, poque estamos entre montañas y acaba de anochecer. Al final tenemos que fabricar unas antorchas (con hojas de banana, cañas y usando una chancla quemada como carburante) para poder seguir avanzando cuando la cosa se complica.
Y después de unas tres horas llegamos a Simsimon sanas y salvas.

23 de enero de 2011
Como la noche de ayer fue movidita, hoy decidimos pasar el día en Simsimon para descansar un poco el cuerpo y la mente.
Nos vamos a pasar la mañana a casa de Tatay Alan y de su mujer Ellie, suegros de Jimboy. No son matig-salug. Son bisayas: “gente de las llanuras”, inmigrantes de otras islas de Filipinas que vinieron a Mindanao en los años 80-90 en busca de tierras.
Compraron terreno a los manubo y se establecieron cerca de Simsimon. Una de sus hijas se casó con Jimboy y tienen buena relación con la comunidad, aunque es cuestionable hasta qué punto están utilizando tierras que en realidad son parte del “ancestral domain” de los indígenas...
Se nota un montón la diferencia cultural entre su familia y las familias de Simsimon, en cómo es su casa, en cómo trabajan el campo y los huertos, la de cantidad de pollos que tienen... Es una familia prácticamente autosuficiente.
Nos damos un baño. Comemos allí y después de comer y cuando llegan Van, Milán, etc. de comprar en otro pueblo, estamos un rato con la familia y nos volvemos para Simsimon.
Aprovechamos para hacer fotos y recoger material. Tenemos una conversación interesante con Mark y Van sobre las diferencias entre filipinos y españoles. Nunca dejan de sorprendernos, aunque llegamos a la conclusión que en la mayoría de prácticas sociales Filipinas es como España en los 70.

24 de enero de 2011
Nos despiertan, como siempre, Mark y Van tocando la guitarra y cantando. ¡Vaya lujo de despertadores!. Encima de con alegría y con arte nos levantamos todos los días con el desayuno y el café preparados.
Dedicamos la mañana a la exposición.
Después de comer nos preparamos las mochilas y emprendemos el camino hacia Dapiluan, uno de los pueblos cercanos. Formamos el equipo: Jimboy, Mark, Van, Milan, Damio, Jimboy, Bong Bong, Dibucas, Morgan Freeman, Blanca y yo.
Tras dejar Simsimon y andar unos quince o veinte minutos tenemos que escalar una montaña. Subimos el primer tramo de pendiente brutal y empieza a llover a cántaros. Seguimos el ascenso bajo la lluvia e intentando no despeñarnos al resbalar en el barrizal. ¡Cómo se echa de menos la tierra seca!.
¡Una vez arriba la vista es impresionante! Las montañas verdes, el valle del río, Simsimon...

Llegamos a Dapiluan y ya es prácticamente de noche. Sigue lloviendo. Nos resguardamos bajo una estructura de bambú y nuestros hombres empiezan a prepararnos la cena. Arroz y sardinas, nuestros únicos ingredientes.
Cuando la cena está lista ponen todo sobre unas hojas de plátano, nos dan un par de platos a Blanca y a mi y ¡a comer! Como no hay cubiertos se come con las manos. Para ellos es normal porque siempre comen así, pero aunque parezca una tontería hay que tener técnica. Nosotras parecemos retrasadas intentando aprender mientras ellos nos explican, yo al final acabo usando todos los dedos a modo cuchara.

Después de cenar se acerca, curiosa, la gente del pueblo. Lo primero de todo, y como siempre que llegamos a un sitio, la introducción. Jimboy, como datu, explica quiénes somos y qué hacemos allí. Luego nos presentamos de manera individual. ¡Tras los formalismos comienza el show! Nos hemos llevado la guitarra y los que venimos de Simsimon cantamos y bailamos mientras los “Dapiluanos” se parten de risa.
(No he comentado hasta el momento que toda nuestra estancia en las montañas estuvo marcada por las coñas sobre nosotras y nuestras bodas, con Mark, Van o cualquier matig-salug).
Dormimos en la casa del datu de Dapiluan. Está lloviendo muchísimo, hay goteras y el aire helador se cuela entre las láminas de bambú del suelo y la madera de las paredes.

25 de enero de 2011
Deseando que termine la noche, nos levantamos al amanecer y desayunamos en la casa. Arroz y sardinas, los elementos que comprondrán nuestra dieta los dos próximos días porque es lo único que nos queda.
Nos reunimos de nuevo en el tejadillo de bambú y empieza nuestra “Focal Group Discussion” (especie de reunión) con la comunidad, que para eso hemos venido.
Mark es el facilitador. Les preguntamos acerca de sus recursos, su autosuficiencia y su desarrollo comunitario. Sobre el plan que tienen y qué intervenciones les gustaría que hubiera en la comunidad si forma parte del proyecto a partir de ahora.
Cuando termina la reunión hacemos un par de entrevistas (a un profesor-voluntario que hay de la Iglesia Adventista del 7º Día, entre otros), comemos arroz y sardinas y emprendemos el camino de vuelta hacia Simsimon.
Nuestros hombres quieren que visitemos cinco cascadas, así que cambiamos la ruta y empiezan nuestras cuatro próximas horas en estrecha relación con el peligro y la muerte.

Como entrante, pendiente de noventa grados de inclinación con lodo y troncos podridos.
Como primer plato descenso por las piedras resbaladizas del río descalzas (las chanclas que agarran peor que los pies).
Como segundo plato, seguir bajando por el río. No hay orilla, hay directamente ribazo, así que vamos adelantando lentamente como podemos. La verdad es que el equipo nos ayuda un montón y nos llevan las mochilas, nos van atando lianas para bajar los cortados, nos escavan hoyos con palos para que podamos encajar los pies trepando...
Como postre, llegada a una cascada en la que la única manera de bajar era, o por las rocas y el agua, o por la orilla del chorro con la misma inclinación.
Eso sí, no puedo dejar de nombrar los exquisitos caldos que regaron toda la comida ^_^: ¡caidas de agua impresionantes y vegetación selvática!

(Los que me conocéis sabéis de mi profunda aversión por el agua y más si está en relación con adrenalina o riesgo. Si os estáis preguntando cuál fue mi actitud, directamente me dediqué a no pensar y dejarme llevar, confiando siempre en el conocimiento indígena. Tenía miedo de que si me paraba a reflexionar un minuto sobre lo que estábamos haciendo se me paralizara el cuerpo para evitar continuar. A modo colapso. Aunque muy divertidas las miradas y comentarios que intercambiábamos Blanca y yo, y las amenazas en español a todas sus madres y parientes que se fueron escuchando a lo largo del camino).

De vuelta en el tulugan y tras darnos y baño en el río, cenamos camote, arroz y sardinas y un improvisado pero bestial plato de “banana heart”, damos las gracias por seguir vivas a todos los diwatas que conocemos y a dormir.

26 de enero de 2011
Se supone que hoy es nuestro último día en Simsimon. Desayunamos y perdemos tiempo con la gente en el tulugan (que siempre está lleno de invitados), pasamos parte la mañana en el río, hacemos la comida...
Después de comer vienen los miembros de SOLEDKI a casa y tenemos una reunión para hablar de qué futuros proyectos esperan en la comunidad y qué próximas ideas tienen para el desarrollo comunitario.
Cuando terminamos, vienen los niños porque vamos a empezar una actividad con ellos. Les pedimos que dibujen cómo se ven ellos y cómo ven Simsimon cuando sean mayores. Aunque muchos no lo entienden y dibujan lo que quieren, es super interesante la manera que tienen de ver las cosas y de proyectar lo que quieren que sea su vida. Casi todos dibujan una escuela, sus casas y sus campos, animales... ¡hay por ahí hasta algún helicóptero!.
Como han ido viniendo algunas madres y más gente de la comunidad a ver qué se estaba cociendo, terminamos la actividad y cantamos y bailamos un rato, hasta que Jimboy pide a la gente que se vayan a cenar y vuelvan después para nuestra fiesta de despedida.
¡La fiesta es espectacular! Zenaida y Felisa traen dos trajes típicos matig-salug para Blanca y para mí: falda, camisa, y pendientes-collar. ¡Somos las primeras no-manubo en Simsimon en llevar los trajes tradicionales! Es un honor increíble. Van desaparece y viene, de repente, con el traje de los hombres. ¡Qué risas! Nos empiezan a enseñar bailes, a tocar el salurey... Les divierte muchísimo vernos intentar bailar, ¡pero nos lo pasamos como enanas!
Después de unas dos horas increíbles hacemos el cierre de la fiesta a lo matig-salug, con el discursito. Intentamos expresar lo agradecidas que estamos con ellos por cómo nos han acogido, compartido sus vidas y su cultura, cómo han abierto sus casas para nosotras... pero es muy difícil explicar todo eso con palabras y más en inglés y utilizando a Mark y Van como traductores.
Las mujeres y los niños se van a dormir y nos quedamos con los hombres en casa para la última “informal session”.
Seguimos cantando y tocando la guitarra, escuchando sus canciones típicas chorras de fiesta alcohólica... Los hombres dicen que no se pueden creer todo el tiempo que hemos compartido con ellos en los últimos días, cómo hemos arriesgado nuestra vida sin quejarnos, cómo hemos comido lo que había sin rechistar... Tienen razón y ha sido increíble.
Nos vamos a dormir contentísimas, y en el saco estamos riéndonos dos horas con Mark y con Van inventando cuentos con personajes de la comunidad y con nosotros: “Dou you have sardines, ma'am?”
Decidimos que no podemos marcharnos mañana porque es demasiado precipitado, es tarde y sobre todo, porque no nos sentimos preparadas mentalmente. Sobre todo Blanca, que se supone que no va a volver más.

27 de enero de 2011
Pasamos la mañana recogiendo material del “contour farming” (cultivo en terrazas), de una de las ancianas tejiendo algodón, de la gente trabajando en construir un almacén (financiado por nuestro proyecto), hacemos entrevistas en el “solar dyer”, hacemos fotos de las distintas varidades de arroz que tienen... Intentando aprovechar al máximo las horas extra que hemos conseguido alargando un día más la estancia.
Por la tarde visitamos varias casas, entre ellas la del Datu Miguel, ¡vaya pasada!
Aunque Van y Mark intentan disimular aparentando que es un plan genial, nos vamos a cenar a casa de Tatay Alan y Ellie porque no nos queda comida. Ni siquiera arroz y sardinas.
Cenamos un guiso de vegetales con arroz de maíz que nos encanta y Ellie nos cuenta su historia de vida. Dramática. Abusos por parte del padre, abandono de la madre, su historia de amor con Alan...
Después de cenar tenemos una velada divertida y llena de abrazos y contacto humano patrocinada una vez más por Tanduay. Ddecidimos quedarnos a domir en su casa porque es bastante tarde, ha estado lloviendo y hay que cruzar ríos y barrizal para volver a Simsimon.

28 de enero de 2011
Tenemos que volver al Tulugan a recoger las cosas para volvernos a Cagayán de Oro, y aunque vamos justísimos, desayunamos con toda la calma y aun perdemos más tiempo haciéndonos doscientas fotos y cantando con la familia antes de marcharnos de su casa.
¡Estos Filipinos “los tienen cuadraos”!
El Jeepney que nos podía llevar hasta Valencia pasa por un cruce a 4 kilómetros del pueblo a las 8:00. Para llegar allí hay que andar, cruzar ríos, etc. Lógicamente lo perdemos, así que tenemos que coger motos.
En una moto Blanca, Mark y el conductor. En otra Van, el conductor y yo. Más todo el equipaje. Aunque los caminos son horrorosos yo disfruto con la experiencia y el paisaje. No es lo mismo que ir dentro del coche. Lo malo es que a mitad de camino empieza a llover y el viento y la lluvia en la cara dejan de tener tanto romanticismo.
En Valencia cogemos un autobús hasta Cagayán de Oro, y de vuelta en la ciudad hacemos la mudanza a la residencia de Dexter y termina la experiencia de nuestras vidas...

jueves, 3 de febrero de 2011

Ya está en el horno la siguiente entrega de nuestras aventuras. ¡Os tendrá entretenidos varios días!
Estamos genial!
Besos para todos!

domingo, 16 de enero de 2011

vivas!

¡¡¡¡Estamos vivas!!!!!
¡Aunque lleve tanto tiempo sin escribir seguimos por aquí haciendo filipinadas!
Nos vamos en tres horas a Simsimon, unos diez días a hacer el trabajo de campo, y luego a la isla de Bohol dos o tres días de turisteo.
No sé hasta cuando estaremos sin internet... probablemente hasta el mes que viene.
Escribo parrafadas de las que os gustan en cuanto pueda, ¡lo prometo! Pero mientras tanto podéis ir mandando mails informándome de todas las novedades.

Besos mil!

lunes, 10 de enero de 2011

Del 19º al 21º días filipinos. Del 8 al 10 de enero de 2011.

El sábado, quedamos a las 19:00 (sábado y la uni abierta) para que nos hagan una presentación de un estudio que están haciendo un profe de ingeniería (Dexter) y sus alumnos sobre el Night Café, y tras el power point de rigor vamos a conocerlo de primer mano.
El Night Café es un mercadillo callejero que hay en la calle principal de Cagayán (Divisoria) los viernes y los sábados de 19:00 a 02:00. En realidad es como si mezclaras el rastro de Zaragoza con chiringuitos de comida callejeros totalmente insalubres.
En la parte del rastrillo se pueden encontrar cientos de pelis y cd's piratas, bolsos de imitación, ropa y mochilas “North Face” que traen de la fábrica en Corea, cajas gigantes llenas de ropa por menos de un euro, joyas, accesorios para los móviles, un montón de calzado "de marca"...
En la parte de la restauración encontramos puestos con cocinas de gas o eléctricas en los que preparan comida típica filipina: fritangas y guisos. A un metro del hornillo, las bandejas con comida y bichos correteando por los bordes (los que se han capuzao en la salsa pasan a ser parte del contenido nutritivo de cada especialidad), y debajo de la mesa la basura. Todo muy higiénico. Si cenamos en el Night Café y hemos sobrevivido es que estamos preparadas para ser unas auténticas pinoys.
Una vez aquí te das cuenta de lo necesario que es relativizar en cuanto a algunas cuestiones que en occidente consideramos ya básicas. Por ejemplo, la higiene. Casi no hay restaurantes con servilletas y mucha gente come con la mano (qué hace la gente con la grasilla de los dedos es algo que todavía estoy intentando descubrir). No suelen tener la comida ni tapada ni refrigerada. En el sitio donde estamos viviendo dan de comer a los gatos en el mismo sitio que preparan la comida, que friegan, que lavan la ropa... Hay hormigas en el azúcar que nos echamos al café...
Al principio sí que me daba más cuenta de estas cosas, sobre todo porque desde que estoy aquí tengo un 80% de probabilidades de tener un pelo en mi comida (sin importar si es el desayuno, la comida, la merienda o la cena), pero ahora ya me estoy acostumbrando a que los animales vivos se fusionen con los cocinados y cosas así.
La seguridad y la percepción de riesgos también es muy relativa. No sólo por el tema tráfico. Aquí lo más normal del mundo es que del tendido eléctrico que cruza las calles vayan cayendo cables. Nosotras los esquivamos imaginando lo horrible que tiene que ser morir fritas, pero al resto de viandantes y conductores parece no importarles en absoluto.
Tras dar una vueltecilla muy rápida entre los ropistrajes, nos vamos. La gente de la uni dicen que ellos no van nunca a comprar al Night Café porque está demasiado abarrotado. Y tienen razón.
Llevamos a Linda a casa y de camino a nuestra “residencia” surge un plan improvisado de Karaoke, así que nos vamos con Dexter y dos de sus alumnos a un bar. Nos metemos en una especie de cabina con sofás, un espejo gigante, la tele y el micro y ¡a cantar! A mi me sigue dando una vergüenza horrible y no me acostumbro a oír mi voz y mis gallos a través del micrófono, pero nos lo pasamos bien haciendo el gamba.
En la tele, a modo de videoclip de fondo, dos horas seguidas viendo las mismas imágenes de chicas occidentales en biquini paseando por una playa, rodeadas de jabalíes, bañándose en el mar... Y para terminar la noche sesión de fotos con nosotras, que hay que dejar constancia en Facebook de que han quedado con dos blancas.

El domingo 9 aprovechamos para levantarnos con la calma y pasar la mañana en casa recogiendo. Nos vamos a comer al SM (centro comercial) y nos escondemos en el fondo de un restaurante para comer en la intimidad. Nos hemos dado cuenta de que algo fundamental para parecer totalmente integradas en la sociedad es andar despacio como los filipinos. ¡Y cuanto más grande es el helado que llevas en la mano creo que se siente mayor seguridad!
No he mencionado todavía que un 98% de occidentales que nos encontramos aquí son hombres, entre 40 y 60, con un bajo índice de atractivo y acompañados de una filipina joven y arreglada.

Por la tarde viene Mark a nuestra casa y nos pegamos de cinco a doce planificando el trabajo de campo.

Hoy, lunes 10 de enero, hemos ido a la universidad por la mañana. Tengo que aprender a no estresarme porque considere que llegamos tarde a los sitios, porque creo que aquí ni existe ese concepto. No se llega pronto o tarde, sólo se aparece.
Hemos conocido por fin al presidente de Xavier University y hemos visitado el museo de la uni, que Linda es la directora y aun no lo habíamos visto.
Después hemos ido a comer por ahi con Mark. De postre plátano frito relleno de otro vegetal con nombre raro y cubierto de caramelo a modo “almendras garrapiñadas”. ¡¡mmmm!!
Y después hemos ido a una agencia de viajes a que me cogiera ¡¡¡¡un billete de avión para ir a Palawan!!!!
Me han invitado Mark, Bong y Carla a hacer un viaje con ellos, así que ¡me voy 5 días a una de las islas más paradisíacas de Filipinas! ¡¡¡Bieeeeeeen!!! No podía irme de este archipiélago de 7000 islas sin haber hecho por lo menos un poco de turismo de arena blanca y mar azul. Y a la vuelta pasamos un día en la  la isla de Cebú.
Hemos cogido una promoción de la compañía aérea Cebú Pacífic (la seguridad no importará, pero el cachondeo.... http://www.youtube.com/watch?v=f_L4yu19og0) y nos salen los 4 vuelos ¡por unos 100 euros! Así que si alguien estaba pensando venir a verme creo que esa será la mejor fecha. ¡Qué ganas tengooo!

A ver si actualizo pronto antes de que estemos varias semanas perdidas por Bukidnon y os cuento nuestros planes por los montes.
Bss!


¡Por cierto! Hoy hemos descubierto que un ruido que oímos como si fuera una mezcla de palomo y cacatúa en realidad sale de un lagarto! ¿Y como se llama ese lagarto? ¡¡Toco!! 
Esta mañana estaban cazando uno que había en la cocina y hemos podido verlo, ¡jajaj!
¿Y sabéis como se llama a los "dragones"? Putikis!!! ¡Tenemos la casa plagada de Putikis por todas partes!   :D

¡También ha sido nuestro primer día en ir en Jeepney!

sábado, 8 de enero de 2011

Del 14º al 19º días filipinos. 3-8 de enero de 2011.

Hola holaaaaaa!!

¡Toda la semana sin dar señales de vida!
Ha sido nuestra primera semana de “trabajo” después de las vacaciones de navidad y hemos estado bastante atareadas.

El lunes 3 de enero vamos a la universidad a empezar las reuniones con la gente. Nuestro madrugón en vano, porque llegamos a Xavier University y no había ni cristo porque aun eran vacaciones hasta el día siguiente. Y Linda no se había enterado.
Por la tarde vamos a cenar con nuestros compañeros de equipo: Linda, Mark, Bong y la mujer de Bong. El restaurante es un thailandés exótico. Vamos, que en España sólo por la decoración y la vegetación selvática ¡valdría un ojo de la cara cenar ahí!
El martes 4 de enero empezamos definitivamente con las reuniones, y nos pegamos todo el día de un despacho para otro repitiendo quiénes somos, de dónde venimos y adonde vamos. La gente en realidad no entiende muy bien para lo que estamos aquí y empiezan a invitarnos a dar seminarios para los estudiantes en sus facultades, a dar charlas... Como los que suelen viajar entre universidades son o profesores o becarios creen que somos expertas en algo y que hay que aprovecharlo para esparcir nuestro conocimiento. Van buenos...
Nos hacen una entrevista para la página web de la universidad. Igual si alguien la ve ya sacian su curiosidad de quién somos, se difunde la noticia entre los estudiantes y dejan de mirarnos como si fuéramos extraterrestres...

El miércoles 5 de enero nos invitan por la mañana a un taller de “Reconciliation and peacebuiding”, para estar en la introducción y enterarnos de qué por qué hay guerra en nuestra isla (Mindanao). La charla empieza ¡una hora y media tarde! (siempre es todo así, una hora más tarde mínimo), pero por lo menos nos hemos pegado la mañana almorzando y comiendo gratis.
Por la tarde después del seminario bajamos a Xavier para hablar con Linda sobre nuestro alojamiento. Al final no nos mudamos todavía con las monjas, por lo menos hasta que volvamos de las montañas este mes. Nos dejan quedarnos unos días más aquí, y la verdad es que estamos de lujo y la gente es muy maja. ¡Nos apetece más este ambiente que el recogimiento espiritual!

Quedamos para cenar en el centro comercial de al lado de casa con Mark, y después nos echamos un par de cervezas en nuestra terraza mientras hablamos del desarrollo cultural de los pueblos indígenas, y de cuáles son nuestros límites como facilitadores, hasta dónde está bien que se expongan a la sociedad capitalista, etc. Una conversación interesante.
La cerveza que nos bebemos, por cierto, es Red Horse. La San Miguel para hombres del país. Digo que debe ser para machotes porque un par de veces que me he pedido una cerveza en un bar me han sacado San Miguel Light, que es como beber aguachirri. ¡Además con un vaso con hielos! Y la Red Horse tiene casi 7 grados, pero más similar en sabor a la cerveza española.

El jueves 6 nos levantamos y no tenemos regalos de reyes. Parece que los camellos no saben nadar y no han podido llegar hasta la isla.
Después de la noche de ayer hablando hasta las mil estamos muertas. Hoy empezamos un curso de recogida de datos y evaluación de proyectos. Es una formación específica para trabajadores que están realizando unas encuestras, y además de que no pintamos demasiado, se pegan toda la mañana hablando en visayan y no nos enteramos de nada. Es horroroso tener que aguantar en una silla toda la mañana sin entender el idioma. Un sopor... ¡Pero por lo menos almorzamos y comemos gratis otra vez!
Salimos del curso a las 15:30 porque tenemos una reunión con la junta directiva de la facultad de educación. Todo muy formal, con power points y todo explicándonos su misión, valores, objetivos... Volvemos a explicar quienes somos y qué hacemos aquí y quedamos en irnos viendo para ver en qué podemos participar. Quieren que demos una charla sobre el sistema educativo español y la educación para la paz en nuestro país.
Y nos invitan a una tarta. ¡Somos fans de toda la repostería!
Salimos de la reunión en la facultad de educación sin saber si cortarnos las venas o dejárnoslas largas, así que nos cogemos un taxi y a casa. Siempre que vamos a montar en un taxi miramos que lleve algún símbolo religioso cristiano: cruces, cristos que brillan en la oscuridad, pegatinas en toda la luna hablando de que Jesús nos ama... Pero ayer nos enteramos que los taxi drivers no suelen ser los propiertarios de los coches, así que ya no tenemos ningún método eficiente de diferenciar a los condcutores secuestradores de los que no. Vaya faena.

El viernes 7 volvemos al curso de lo de los datos. Pero ya hemos aprendido y, además de llegar una hora tarde, nos llevamos nuestros libros para hacer cosas productivas mientras hablan en visayan. Nos quedamos a almorzar y a comer (que vuelve a ser gratis) y a otra reunión con Mr. Enerio (departamento de relaciones internacionales).
De la reunión nos vamos directamente a una charla genial en ingeniería. Una de las situaciones más ridículas de mi vida. Va sobre un instrumento mecánico, pero no somos capaces de entender qué es, cómo es, ni para qué sirve. Imaginaros nuestras caras mirando interesadas al ponente sin tener ni idea de lo que estaba hablando. Al final deducimos que es algo para cortar madera, pero tampoco podemos recoger más información. Por lo menos nos dan de merendar después de la charla...
Nos invitan a cenar a casa de Chona (una de las directoras de un departamento) con Linda, un italiano y otro Filipino que habían venido de profesores para el curso de recolección de datos.
Ni me ha dado tiempo a digerir la merienda y ya me encuentro sentada delante de una mesa llena de langostinos de palmo, gambas, cangrejos gigantes y una docena de platos más.
Durante la cena tenemos conversaciones interesantes sobre la historia reciente de Filipinas, las revoluciones contra el gobierno, etc. ¡Hasta que empieza a diluviar de repente y nos tenemos que ir corriendo a casa antes de que se inunden las calles!
Y al llegar a casa nos presentan a un grupo de agricultores indígenas que están haciendo un curso de formación en el sitio en el que vivimos, y se monta la de siempre en un momento: cantar, bailar, guitarrica... y brindar por nuestra seguridad.

El dia de hoy, sábado 8, de momento lo hemos dedicado a hacer la colada. Si ahora tuviera una lavadora delante la abrazaría.
Y esta noche nos vamos a conocer uno de los símbolos de la ciudad, el Night Café, un mercado callejero de puestecillos de comida, ropa...


Sé que es un poco peñazo que cuente detalles como las reuniones que hemos tenido, pero así también nos sirve a nosotras como diario de viaje.

Dejando de lado del tema formal... ya nos estamos acomodando al país. Lo notamos porque de vez en cuando hasta nos olvidamos de que no tenemos el mismo color y de que la gente nos mira.
A mi me frustra un poco el tema del idioma. No porque me defienda mal, porque me entero de todo y con mayor o menor corrección siempre puedo expresarme, pero porque realmente no puedo participar, preguntar, hablar... de forma espontánea. También me está sirviendo para aprender a hablar menos y escuchar más, y para dejar unos meses de lado la ironía. ¡Casi que es lo que más me cuesta! ^_^
Si estamos aprovechando un montón el viaje no me quiero imaginar toda la información que podríamos absorber si estuviéramos en un país de habla hispana (y no con el tagalo, el cebuano, el visayan, el manubo, el inglés...) Pero bueno, si es diez días he mejorado mi inglés al final de los 5 meses seré prácticamente una inglesita, y veo que puedo viajar por el mundo sin que importe el idioma. Creo que estoy aprendiendo mucho de estar sentada enfrente de otras personas a las que no conozco de nada, cara a cara y mirándonos a los ojos. A veces sin poder usar palabras.

Sigo alucinando con la gente filipina: su hospitalidad, su alegría, su manera de reírse y de vivir en comunidad...
La gente aquí, pese a que sean un poco huevones y se muevan a una velocidad infrahumana, es super apasionada. Casi todo el mundo está envuelto en proyectos sociales, asociaciones... Es increíble el ambiente que se respira, por ejemplo, en la uni, cuando los profesores y alumnos nos explican los proyectos en los que están trabajando. ¡No paran!

A veces también “me cariño”. No penséis que esto es tan fácil. Me gustaría que los 5 meses pasaran muy deprisa para poder volver, pero tampoco quiero que acabe esta experiencia ni perderme un sólo día del tiempo que tengo aquí.
No es fácil estar al 100% continuamente con la de energía que consumimos viviendo en tensión (todo es diferente) y con gente desconocida, aunque intentamos equilibrarlo comiendo como cerdas, como veis.
Estaría genial poder desconectar de vez en cuando estando en casa, o tirada en cualquier bar como solemos pasar nuestras tardes.
Pero bueno... cuando me entra el bajón 5 minutos pienso en lo rápido que se pasa el tiempo y que esto es de lo más increíble que me ha pasado nunca y me reactivoooooo! Y como con internet podemos seguir en contacto no me pierdo nada de lo que pasa por ahí. Ya véis que es importante que nos deis noticias para tener un chute de energía, y seguir ancladas al mundo real, que aquí es fácil perderse por las nubes...

Un besazo para todos.

¡Felicidades Luis Carlos!

domingo, 2 de enero de 2011

del 8º al 13º días filipinos. 28 de diciembre de 2010 al 2 de enero de 2011

 
Sabía que esto me iba a pasar. Ahora tengo demasiada información acumulada que contar como para dar tantos detalles como me gustaría, así que creo que voy a resumir.

Vuelvo al 28...

El 28 volvimos de Simsimon. El viaje de vuelta menos largo que el de ida pero aun así llegamos reventadas. Emocionadas por todo lo que habíamos estado viendo y haciendo ese par de días, pero aun así yo sigo como si siguiera viviendo todo esto desde fuera. Sin pensar. Sólo me dedico a absorberlo todo e intentar grabar cada cosa en la memoria. Ojalá pudiera llevar una cámara de vídeo incorporada, o un fotógrafo personal para esta experiencia (¿verdad, treki?).



Van y Blanca fregando


Tinay, Bantol, Raquel y el maíz dulce


El día 29 fue la cena en casa de Van. Como sus padres no estaban tuvimos celebración con sus hermanos, varios amigos, un primo... Después salimos a una cabaña que se han construido en plan peña y fue cuando tuvimos noche musical. ¡Es increíble como toca la gente aquí los instrumentos! ¡Lo que hace el reunirse sin la play y sin la tele! (aunque luego hago un apunte sobre el tema tv...).
Nos trajeron a casa sobre las 12. Hacer las mochilas, dormir 3 horas y a Davao.




El día 30 llegamos a Davao. El viaje es impresionante. ¡Vaya paisajes y bosques tropicales por todas partes! Teniendo en cuenta que la isla es bastante grande y las carreteras tortuosas que hay aquí, cuestan un montón todos los desplazamientos, así que nos pegamos 7 horas encerradas en un autobús con la tele a toda pastilla (una peli detrás de otra sin parar), y el aire acondicionado a 15 grados. ¡Qué pesadilla con el aire en los interiores de los vehículos y los edificios! Ellos están acostumbrados pero nosotras nos congelamos!
En un principio nos íbamos a quedar en un hostal Blanca y yo, porque la casa de la familia de Linda estaba llena de gente, y porque les daba vergüenza meternos con más personas durmiendo en la misma habitación, porque como “somos ricas”... Pero al final nos viene a recoger Anthony, el hermano masón, y nos llevan a su casa.
¡Madre mía! Los coches todos todoterrenos de último modelo y con todos los extras y pijadas posibles. ¡Y la casa gigante! Llena de cosas por todas partes en plan bazar y bastante oscura y opresiva, también hay que decirlo...
Otro dato curioso sobre las casas aquí es que la mayoría, por lujosas que sean, están sin pintar. Pregunté por qué y me dijeron que, además de porque vale mucho dinero, porque da la sensación de tener menos dinero y hay menos posibilidades de que te entren a robar.
¡Lo de la familia un show! Viven en esa casa: el hermano de Linda, su mujer (Melinda), sus tres hijas con sus tres maridos, tres nietos y la madre de Melinda. Y tienen unos 11 criados: la que cocina, la que lava, la que limpia, una asignada para cada crío, la asistente personal de Melinda, un chófer, uno que arregla todo y se encarga del jardín, un guarda de seguridad, otra chica para la abuela...
A mi me parecía super raro tener a gente haciéndolo todo por mi continuamente, aunque creo que debe ser fácil acostumbrarse.
La noche del 30 cenamos en un restaurante del que es socio el hermano de Linda, nos vamos a otro restaurante que también es suyo a tomar un helado de Dorian y a la cama que estamos muertas.

El 31 nos levantamos a las 8 para desayunar. Nos tomamos un café con tostadas, huevos, arroz... y a las 9, sin habernos levantado de la mesa ni nada, volvemos a desayunar (pollo guisado, ternera, más arroz...). Yo sigo sin entender lo de las comidas.
A las 11 30 nos ha cogido cita Melinda para ir a un spa. Nos hacemos un masaje de cabeza y tratamiento de pelo, sauna y exfoliación corporal completa. ¡Vaya lujo! Hora y media de tratamiento, y encima nos invitan... Salimos como nuevas y nos vamos para casa.
Melinda es una mujer increíble. Tiene un montón de energía y esta siempre hablando y riéndose por todo. Es la directora de los negocios de la familia. Es cristiana ferviente. Devota de cientos de vírgenes, del Nazareno, del Santo Niño... ¡Tiene la casa llena de imágenes religiosas! Pero además de todo eso, nos cuenta que tiene un don y que puede hacer que Dios hable con la gente a través de ella, rezando.
Nosotras, que estamos flipando con todo este rollo religioso, le decimos que queremos probarlo, y cuando llegamos a casa nos hace pasar una por una al cuarto y empieza el espectáculo.

Entro a la habitación. Me siento a su lado y me cuenta que va a empezar rezando unos pasajes de la biblia. Después empezará a hablar muy rápido y en lenguas muertas, y me irá comunicando los mensajes del señor. Que no me extrañe si de repente habla en castellano aunque no sepa, porque a veces pasa.
Coge la Biblia y empieza a leer un pasaje de Isaías. A pedir a Dios que me comunique los mensajes que tenga para mi y que me proteja y me guíe. Coge el rosario en una mano y un crucifijo en la otra. Sigue rezando hasta que de repente empieza a hablar super deprisa en lenguaje ininteligible, ¡como cuando a una cinta de las antiguas le aumentabas la velocidad!. Yo cierro los ojos porque no me quiero reír, pero la verdad es que no me siento del todo normal... Los ojos se me mueven aunque los tenga cerrados como si estuviera en la fase REM. Yo creo que porque mi cerebro estaba alucinando con la información a esa velocidad. Y entre palabrejas de trabalenguas me iba transmitiendo mensajes. Y es cuando me acojono. Que beba mucha agua porque tengo infección de orina. Verdad. Que me duele la muela izquierda. Verdad. Que hay una mujer en mi familia por parte de madre que está rezando un montón por mi. Y algunas predicciones de futuro. Es cierto que lo de los vaticinios pudo ser más general. Pero lo de la infección de orina y lo de la muela, ¿cómo lo sabía esa mujer/Dios/quien quiera que fuera?
Lo que me faltaba era empezar a tener también experiencias extrasensoriales en Filipinas. Que ya tengo bastante con la realidad...
Terminamos de cenar a las 23 30 y nos preparamos para la ceberación del año nuevo. Muy cutre. A las 12:00 la gente empieza a hacer ruido con chuflainas, bocinas, música... y gritan “Happy new year!”. Y ya. Ni uvas, ni champán, ni serpentinas, ni dos besos ni gorritos. Vaya sosada.
En Davao hay una ley que prohíbe los fuegos artificiales y los petardos. Esa es la razón por la que nos fuimos a pasar el año nuevo allí, que Cagayán debe ser una locura. Toda la noche con ruidos y estallidos. Hay un montón de heridos y mutilados por los petardos en este país.
A las 12:30 volvemos a cenar ¡otra vez! Yo no soy capaz de comer, teniendo en cuenta que sólo hacía una hora que habíamos terminado de cenar y nos habíamos puesto de comida hasta los ojos.
Y a la una en la cama. Vaya nochevieja.


cena de nochevieja

El día 1 nos ponemos el despertador a las 07:00 para ver las uvas en directo en TVE. Somos imbéciles y no sabemos enchufar la tv, así que nos lo perdemos.
Cuando hemos desayunado (dos veces) nos vamos con Linda, su hermana (que ha venido con nosotras también desde Cagayán, pero es otro capítulo a parte de la historia...) y su hermano a ver águilas Filipinas. Vaya bicho más gracioso. ¡Tiene un pelazo!





¡Comemos pez gato en un restaurante! Como ya soy mayor y estoy fuera de casa estoy comiendo hasta pescado. Independientemente de la textura. :)
Me gusta Davao. Es la ciudad más grande del mundo en cuanto a superficie. Y es más cosmopolita que Cagayán, no tiene el mismo aire chabolista por todas partes. ¡La gente es más civilizada y hay hasta señales de tráfico!
Volvemos a casa y nos encerramos un rato en la habitación. De vez en cuando lo necesitamos. Desconectar del mundo y del inglés y estar solas.
Viene a casa para conocernos Mark, otro de los miembros del equipo del proyecto con los indígenas. Muy buena primera impresión, y empezamos a hablar por fin de trabajo más concreto.
Como es año nuevo hay una fiesta en la casa con toda la familia más amigos. ¡Vaya banquete!
Después de cenar, Melinda vuelve a sorprendernos otra vez. Justo al lado de su casa hay otra casa de un metro y medio más o menos de alto. Nos dice que es donde viven los duendes de la 7º dimensión que la protegen. Y nos la enseña. Es increíble...
Una casa con todas las habitaciones: cocina, dormitorios, salón, baño... y con un montón de muebles de dos palmos réplica de los que ellos tienen en su propia casa. Nevera, piano, lámparas, camas...¡Hasta las cortinas son las mismas! Es donde viven el rey, la reina y sus tres hijos. Duendes de unos 40 centímetros de alto que vienen de un mundo en el subsuelo. ¡Y les pone platos de comida y todo! Hasta tiene una mesa en miniatura en su despacho para que el rey trabaje cuando la acompaña. Y nos lo cuenta totalmente en serio y convencida de lo que está diciendo.



Comedor de los duendes (platos normales a tamaño real)




Después de tantas emociones fuertes nos vamos a dormir, que nos levantamos a las 5:00 para coger el bus y volver a Cagayán.

El día 2 viaje de vuelta. 8 horas de autobús pero más soportable. Sin el aire ni la tv a todo trapo.
Hay gente que va de pie en el autobús, y para que haya más plazas hay unos asientos que se pueden colocar en el pasillo en las filas impares.


A las 17:00 nos habían invitado a una reunión en casa del obispo. Sin dejar las mochilas, ni ducharnos ni nada vamos para allí. Pero no era una reunión. ¡Era otra fiesta!
Misa (tenemos que volver a comulgar, el señor esté con nosotras), rezos y discursos, presentaciones (qué palo me da hablar delante de todo el mundo en ingés) y juegos. Y las “international volunteers” tienen que estar en todos los ajos, como no.
Cenamos allí, seguimos jugando (a cosas estúpidas, sanas y para toda la familia) y por fin nos vamos sobre las 11 de la noche.
Está muy bien que nos lleven continuamente de aquí para allá y que se estén haciendo cargo de nosotras sin parar, ¡pero necesitamos un día de descanso de toda esta locura!

Y más o menos eso es lo que han sido nuestras vacaciones de fin de año. Como conclusión voy a haceros una pequeña lista de los detalles más molones del país:

  • En las comidas no se usa ni servilletas ni cuchillos.
  • La gente está enganchadísima a los sms. Creo que valen 0'01 céntimos de euro.
  • No hay papel higiénico en los wc. Hay una duchilla que sale de un lado de la cisterna y que aun no sabemos muy bien para qué sirve. Muchos baños son un retrete con un cubo de agua al lado y un barreño de plástico.
  • Hay electrodomésticos especiales que hacen arroz.
  • Conduciendo se utiliza la bocina para todo. Para avisar de que vas a adelantar, mientras adelantas, cuando has terminado de adelantar, cuando estás en una esquina, cuando hay alguien cerca de la carretera, cuando vas a girar...
  • No se usa leche normal, sólo en polvo.
  • Hay guardias armados en todas partes, y cuando vas a entrar a un comercio te rebuscan con un palito de madera en el bolso (en realidad, tal y como buscan, podría llevar siempre un kilo de explosivos y un par de monos rabiosos que no se darían cuenta).
  • Hay televisiones encendidas por todas partes y a un volumen desorbitado. Hasta en el spa nos pusieron la tele durante el masaje de cabeza, en la sauna...

Seguiré pensando más cosicas de éstas que ahora no se me ocurren y ya iré poniendo...

¡Quiero noticias de todos vosotros! ¡Ya!